LA NIÑA QUE NUNCA SE FUE

Saltillo, Coah.- Juguetes fuera de su lugar, risas inexplicables y presencias fantasmales inundaron la casa de una pequeña niña que había muerto, pero que al parecer jamás partió. Es la historia de Ana. Ella fue una niña que murió a finales de los sesentas a los siete años de edad, su deceso causó una gran pena para toda su familia, que en su memoria, dejó su recámara tal y como ella la tenía antes de fallecer.La pequeña no pudo ganar su lucha contra la leucemia, y a su corta edad dejó este mundo, entonces no quisieron tocar nada de sus objetos, de esta forma, simulaban que ella seguía ahí, con sus juguetes fuera de sitio, su ropa acomodada como a ella le gustaba, por colores.

La colcha de su cama azul y rosa, quedó perfectamente restirada, y encima de ella sus muñecas más queridas. Su recámara siempre permaneció abierta, como a ella le gustaba. Sin embargo, aunque no se trataba de personas obsesionadas, pudo darse el caso de que la niña al ver que no la dejaban descansar en paz, decidiera volver con ellos.


SIGUEN LAS MANIFESTACIONES

Una tarde en que la familia regresó de un paseo al campo, uno de los dos hermanos de Ana dijo haber visto cómo se apagó la luz de aquella recámara, pero al instante volvió a apagarse, entonces comentó el suceso, pero nadie lo tomó en cuenta. Pero eso no sería todo, pues cuando la señora subía a su recámara vio de reojo una sombra, entonces buscó el motivo, pero sólo encontró dos muñecas tiradas en el piso, ella no comentó nada, pero le extrañó, pues la regla era que nadie moviera nada de la recámara de su hija. Las extrañas cosas

seguían sucediendo, contrariamente a la norma que hasta pocos días antes había prevalecido, pues las muñecas siguieron “moviéndose” de lugar. Días más tarde, cuando parecía que el asunto se olvidaba, ocurrió algo todavía más raro, Gerardo, el hermano menor fue al baño en la madrugada y al pasar por la recámara de Ana escuchó claramente su risa al interior

Allá se dirigió y encendió la luz pero no había nadie, además de que todo parecía en orden. Asustado corrió a su cuarto y al día siguiente platicó su aventura, pero nadie se aventuró a opinar. Una semana después el jefe de la familia salió de viaje por cuestiones de trabajo, cuando se instalaba en su hotel, abrió su maleta y entre sus cosas encontró uno de los muñecos de peluche de su niña que él mismo le había regalado.

Fue un momento muy

emotivo, pues recordó a su pequeña y pensó que su esposa había metido el muñeco en su equipaje, entonces le telefoneó, pero la mujer negó que fuera capaz de romper las reglas y mover los juguetes.


SE APARECE

Un día la madre de Ana recibió la visita de una amiga, quien tenía dos hijos pequeños, pero cuando estaban más entretenidas con su plática, les sorprendieron las carcajadas de los niños. “Es que hay una niña que nos hizo reír cuando jugábamos a las escondidillas, porque siempre nos encontraba muy rápido”, dijo el infante. Luego vino una descripción que las dejó heladas: “Ella traía un vestido rojo con una gorrita y tenis blancos”, dijo el otro.

Eso ya era demasiado, entonces la familia entera, llena de temor decidió consultar con un supuesto experto en cosas paranormales, quien les reveló algo que aumentó su miedo. Según les comentó el brujo, la niña sintió que aún la requerían en casa, por eso regresó, pero que sus intenciones no eran malignas, sino que al ver que su recámara estaba tal cual la conoció en vida, entonces decidió quedarse ahí indefinidamente.

Fue un momento de decisión muy difícil, pues la familia estaba asustada y no quería fantasmas en la casa, pero en el fondo sentían que la presencia de Ana no les incomodaba y podrían vivir con eso. La historia indica que jamás trataron de deshacerse del fantasma, por lo que los vecinos los tildaban de locos, y así pasaron muchos años. Hoy se sabe que de la casa no queda nada, pues un incendio acabó con ella y posiblemente con el fantasma.